¿Somos el científico o el conejillo?
(10 poemas INhumanos)
Jorge Atar Balocco
Para la Penca, Pink, Floyd, la Limón, Rompecabezas, Gelatín y descendencia, que tanto me han enseñado.
1. IN humanos / INSECTOS
Están amenazando al universo y son solos
Leda Valladares
Mucho veneno, nada
más me importa
hay que bañar en raid
a estas negras alimanias
y también abandonar el número cero
¿de qué sirve representar lo que no existe?
No, no, mucho raid
Traigan un cura, acá hay que hacer un exorcismo
el raid y la cruz van de la mano
Carajo
Y no quiero saber si están de acuerdo
quiero directamente que se callen. ¿Está?
2. sí, está / ALMEJAS
Pero detrás de ti
la tierra afirmaba sus leyes
y yo nací
sin palabras desertoras
María Elvira Juárez
En oscuras profundidades oceánicas
lo tienen muy en claro:
la muerte natural no existe
existe que te asesinen
Más de 200 años, te lo juro,
viven unas ballenas
y no se mueren de viejas
sinó que una pena las desorienta
hasta que encallan en una playa
y las olas, una a una,
se les llevan los recuerdos
Más de 500 años unas almejas
que sólo han de morir
cuando les quitan la parcela
de arena en donde habitaban
obligándolas a vender sus perlas
por dos mangos, y eso las enfurece,
pero qué hacer? Empobrecidas, mendigan
y mendigan las almejas
hasta que mueren de impotencia
o esclavizadas se desnutren
acaso balbuceando, ya idas,
no me atraparán
dos veces con la misma red.
3. y lo hacen de vuelo / MARCIANOS
Cuando el mosquito se llena de mi sangre
se llena también de hambre
Marco Rossi Peralta
Esto no es vida,
es un bidón. Así que
Ooh,
duele ver
cuando llegan los marcianos
echando a perder nuestro planeta
Enormes ojos verdes, sospechosa
cada una de sus naves,
alambran el cerro
o corren las tranqueras,
lo hacen de vuelo
y se van
encima más con hambre
que antes de haber venido.
4. los carceleros de la humanidad / PESCADOS
Recuperar el hermoso animal
dentro, cuando la sangre recorrida
descubre sus bahías
Ariadna Chávez
Me decís, desde atrás de las escamas
que la libertad es un círculo
Me explicás, con las aletas reposando
sobre el lecho marino, que cada quien tendría
un círculo alrededor (como hermosos ula-ula)
que termina donde empieza, entre burbujitas
el círculo del otro. A un par de metros
pasa escapándose encima nuestro
un barco de piratas
y vemos un lingote que se les cae
y se hunde, esplendoroso.
Pobres, me decís, la gente de esa isla,
ni los ula-ula le han dejado
Cuentan que se los llevan
y se los dan al hijito de Descartes
así, por fin, medita tranquilo el padre.
5. estas negras alimanias / PALOMAS
y yo finjo no mirar para que nada se revele
Priscilla Hill
En la pared de una iglesia grande,
en el gorjeo que se multiplica,
en lo profundo de un galpón,
en el silbido del ala (aviso
de la muerte que nos damos),
y en mi plumaje mestizo y
en los errores que cometo
siempre me digo adentro mío
¡No podés ser tan paloma!
Por el maíz en grano que me tiran
las doñas dulces en la plaza,
repartientes de la vida,
que mi pico recoge, igual
que toda mi parvada,
siempre les digo
¡no pueden ser tan paloma!
Por tu gracia para bajar una escalera
de a saltitos perfectos,
por tu puntería con los pelados,
por el misterio de que te falte
la pierna izquierda y tu manera
de mirar como esquivando
pero entendiendo,
no podés ser tan paloma,
por la altura del vuelo
por la inocencia, por
mis temores, por la migrancia tan tan larga;
hasta por el sacrificio
atención, cabeza gacha
y más que nada, digo,
por naturaleza, ¡somos muy paloma!
6. el silbido del ala / KOALAS
El sonko, quien anida
entre dos realidades:
las ciudades que avanzan
sobre los montes madre
El Vislumbre del Esteko
No soy un koala
pero me estoy prendiendo fuego
Un buen poema antes que bueno
será polémico primero. Susan
no dejará que la engañen,
preguntará por qué
hiciste un meme de la guerra,
no va a dejar
que se te olvide
ni que amanezca
sin amor y
sin su abrazo,
(no dejará por nada
de ser bien cursi
pero cursi bien)
No dejará sin escribir
un buen polémico poema,
no merecemos su silencio los animales
mucho menos la selva, un bosque
o el Río Loro.
Y aunque no soy un canguro,
estoy en peligro
desde hace poquito
y de repente.
Nadie sabe ni en el Amazonas
ni en Australia, cómo será
un buen poema
Hasta que un lunes, en la estación de servicio
se escucha que Susan pregunta
cuál es la diferencia entre
protestar por el sufrimiento
y sólo reconocerlo.
7. sin amor y sin su abrazo / GATOS
¿Quién no se llama Carlos o cualquier otra cosa?
¿Quién al gato no dice gato gato?
César Vallejo
Difícil mojar la tierra, hundir la pala
ver una mosca caminándote en la boca
amasijo de dolores.
Un yo desaparecido
le entra al rezo, con tus bigotes cerca mío
Gato, gato, acá y en tu presencia
se funden en mi pecho tus leones
Al filo de la tapia maullando
se funden en mi pecho tus leones
Adornitos rotos, pelos en la ropa
se funden en mi pecho tus leones
Y deseo
Que me toques con las manos de tus patas
y que me nombren el sendero tus palabras, gato
se funden en mi pecho tus leones.
Que me veas con los ojos de tu mirada
gato, gato, suplicante en tu presencia
se funden en mi pecho tus leones.
8. y se hunde, esplendoroso / MOSQUITOS
y resulta ahora mi cuerpo
apenas esta herida que me has forjado
Nacho Jurao
Quereme por fin, te pido
debidamente, así como el Dios de Roma
adora la violencia
y una zamba de Falú
el silencio necesario,
aparte que su lenguaje
como la infancia, que simula para cuidarse
despista con momentos de inocencia
Quereme mutante, y más allá
del común deseo de sangre,
hundí tu beso en mis muñecas
en la humedad pegocha
de esta piel que reluce marroncita
Rascándome y rascándome
de la cuna hasta el cajón, me hace saber
sólo tu beso, de qué yungas provenimos.
9. los suplicantes / SAPOS
Tal vez el carbón se acuerde
del hombre que lo quemaba
Manuel Castilla
Cabezas de caballo, con crines de choclo,
rajando, ¡a esconderse!: yo toco
la estatua de Los Suplicantes
y yo admiro su geometría, su piel de volcán
su durísima historia (de felinos y serpientes
absortas en el cielo)
Yo soy un sapo de cerámica
que habla (en el idioma de la llovizna)
Yo he nacido en Condor Huasi
Yo, tentaciones, tengo la boca bien abierta
erótica
(y misteriosa).
Ellos, Los Suplicantes,
protegen a mi familia alfarera
(sepultada en las pirquitas)
más allá del tiempo y del instante
en el que las nombro:
(Ciénaga, Tafí, La Candelaria
Ciénaga
Tafí
La Candelaria).
Yo las nombro
y seguiremos continuando
(junto a Los Suplicantes)
el desentierro del nombre que nos ordena:
¡sepúltense!
10. al verme acá frente a las obras / PERROS DE LAS PROVINCIAS
Qué Camilo éste,
cuando regrese
no olvidará su machete
Pepe Núñez
Saben que 40 perros ha quemado ayer
Ramírez de Velazco
Los acusó de brujerías, los hizo
arrodillar, que le lamieran las botas
cortó sus rabos
y directo al fuego. Chau picho.
Así que a Ramírez de Velazco
decile que digo yo
que ya sabemos
quiénes son los enemigos
Que ya desenredamos la bandera, las trenzas
de la madre que alumbra todo
que se prepare nomás decile,
que ya sabemos y que ahora
con los más salvajes
con las desquiciadas
le vamos a
Mirá no sé si será dulce
pero sí será justa la venganza.
Y más necesitada que el agua
que nos prolonga la vida
Que se despida, decile,
de su gran alfombra de felpita
y que no venga a hacerse el espantado
si el día de mañana por fin le toca
a él dormir afuera, a la intemperie
o peor, ser un perro de las provincias.
Deambulan los perros
en busca de agua
Frotar y frotar esta lámpara del genio
no puede más que despertar
el milagroso vapor de la poesía,
al verme acá frente a las obras
–así en verano como
en invierno–
incapaz de inundar del todo
la última grutita
de la esperanza que nos quede.
Acá
–palabra de semillas–
volveré a venir, una vez que baje la lluvia
a tomar del charco que quede
agua fresca, luz del sol y tanto vino.
Vino tinto, trabajo, vino tinto,
flores, y ningún castillo
para los dioses que no respiran.
Volveré a venir
con la bronca del sin asilo, desglobalizada
y acomodándome las tulmas,
sin necesidad ya de frotar la lámpara
es decir sin la necesidad del genio,
me van a bastar las trenzas nomás
para negar con ellas, pendulantes,
el perdón que consideren inmerecido
todos los otros animales.
Volveré a venir, después de que ya haya vuelto,
y antes que todo se termine.
En ese entonces no seremos
los perros de las provincias
los que marchemos, hablando fiero
con el rabo entre las piernas.
Jorge Atar Balocco
Jorge Atar Balocco nació en 1995 en Tucumán. Criado en el barrio Ciudadela, fue un aficionado a los deportes y un amante del skate. Actualmente trabaja de pollero y estudia Letras en la UNT. Es miembro del grupo musical Punk Casero y editor en La Cimarrona Ediciones. Afortunadamente carece de ístagram.
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