Cyber muestras y un futuro incierto

Cecilia Vega

Ilustración: Mariana Bravo Würschmidt

Este ensayo fue publicado originalmente en mayo del 2020, en la revista lapapa.online, espacio pensado para difundir las culturas tucumanas.

Hace semanas que resuena en nuestra mente la siguiente pregunta: ¿Qué nos depara el futuro? La humanidad está atravesando una situación excepcional y lxs teóricxs se dividen entre quienes piensan que esto va a terminar con el sistema capitalista y quienes creen que tras la pandemia el capitalismo podría continuar aún con más pujanza. Lo que es evidente es que el mundo está cambiando y también nuestras maneras de relacionarnos con él, entre ellas el arte. Por ahora la imposibilidad de ir a galerías, museos y ferias se traduce en nuevas modalidades virtuales con videos de Instagram y visitas online, lxs artistas se adaptan y nos ayudan a comprender mejor la realidad que estamos viviendo y la que nos espera.

Desde el confinamiento, Eva Costello (poeta y artista visual tucumana radicada en La Plata) realizó una cyber muestra en las stories de la cuenta de Instagram de la galería Cariño[1]: ocho pinturas de una estética naif que representan recortes de interiores de una casa flotando en el abismo. Los espacios están casi vacíos salvo por plantas, muebles o papeles en las paredes; flotamos en ese abismo negro y nos reconocemos en estos espacios sofocantes, pero nuestros cuerpos no aparecen ¿Qué pasa con nuestros cuerpos obligados al encierro y al distanciamiento social? Paul B. Preciado en su texto Aprendiendo del virus[2] escribe: «Las distintas epidemias materializan en el ámbito del cuerpo individual las obsesiones que dominan la gestión política de la vida y de la muerte de las poblaciones en un período determinado». Entre otras cosas la pandemia hizo más evidente la incidencia de las tecnologías digitales en nuestros cuerpos: los gobiernos asiáticos pudieron detener la propagación del virus gracias a la vigilancia digital y nuestro gobierno nos recomienda el sexo virtual para evitar los encuentros de parejas que no viven juntas. Confinadxs en nuestras casas, presentimos el surgimiento de una nueva subjetividad mientras se multiplica el miedo y el rechazo a cuerpos ajenos: ¿nos convertiremos, como advierte Preciado, en un pixel? ¿Nuestros cuerpos se ocultarán definitivamente detrás de las máscaras de las redes sociales?

La ausencia en las obras de Eva me lleva a preguntarme si verdaderamente existimos sin el contacto con otrxs y entiendo más que nunca la importancia de juntarnos (cuando sea posible) traspasando la vida virtual que se nos impone, para crear un futuro que incluya a todxs lxs cuerpxs. Acompañando, las pinturas un texto de Julien Antoine nos habla desde ese vacío, desde esos espacios que habitamos con incertidumbre esperando el momento de volver a abrazarnos: «Hey amor no llores, en este encierro, siento muchas cosas, guardo algunas y otras no, son tontas tantas!, las acomodo x todos lados decorando rincones, sentimientos comprimidos x las paredes de mi casa, que pronto saldrán y harán explotar todo».


[1] https://www.instagram.com/cariniogaleria/

[2] Texto que se puede encontrar en la página 163 del PDF Sopa de Wuhan https://drive.google.com/file/d/1tShaH2j5A_9n9cWl6mhxtaHiGsJSBo5k/view


Cecilia Vega

Nació en San Miguel de Tucumán el 24 de junio de 1994. Es licenciada en artes plásticas de la facultad de artes de la UNT y miembro del grupo de investigación en arte contemporáneo Linde Contemporánea. Realizó talleres de poesía, participó de las últimas ediciones del Festival Internacional de Literatura de Tucumán (FILT) y actualmente es colaboradora estable de revista online La Papa en la Literatura de Tucumán en la sección Letras en Arte.

Fb: Cecilia Vega

Ig: @ceciliafvega